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El desamor o mal de amores es, seguramente, uno de los dolores que más compartimos los seres humanos. Superarlo es un viaje personal y único que tiene poco que ver con la sensibilidad de cada persona, y más con la capacidad del individuo para volver a equilibrar sus niveles de las hormonas de la felicidad.
Con la asesoría de Samuel Solórzano, psicoterapeuta aliado de Coomeva Medicina Prepagada
A nadie le gusta sufrir, pero es difícil que podamos evitar en nuestra vida uno de los dolores más comunes del ser humano: el mal de amores, una experiencia que puede ser profundamente dolorosa. Comparable con el dolor de un duelo, superar un mal de amores es un proceso diferente para cada persona y, en ocasiones, necesita la ayuda de un profesional.
Una ruptura amorosa desencadena emociones intensas y abrumadoras; sentimientos de tristeza, ira, confusión y desesperanza. El mal de amores provoca un desequilibrio hormonal que puede llegar a afectar nuestro sistema inmunológico y enfermarnos físicamente.
Cuando nos enamoramos, el cuerpo produce grandes cantidades de las llamadas hormonas de la felicidad, entre ellas, dopamina, oxitocina, serotonina y vasopresina. Este coctail hormonal nos hace sentir eufóricos, conectados con el ser amado y plenos de energía, y nos proporciona un estado de máximo placer y relajación. Después de la ruptura sentimental, los niveles de estas hormonas caen abruptamente al tiempo que aumenta el cortisol, la hormona del estrés. Y ahí empiezan los problemas.
Si tenemos el cortisol elevado durante varios días, puede subirnos la presión arterial y ocasionar insomnio, gastritis, espasmos musculares y hasta una disminución de las defensas, con lo que estamos más propensos a enfermarnos.
No hay una fórmula mágica: superar una ruptura requiere tiempo y esfuerzo. Sus efectos físicos y emocionales son muy similares a los de un duelo y podría tomar entre 6 y 12 meses superarlos. El proceso no es lineal y puede ser complejo porque presenta varios retos personales, pero no es imposible. Aquí tienes algunas recomendaciones que te ayudarán a retomar el control:
Aceptar la ruptura: debemos aceptar la realidad para retomar nuestra vida.
Buscar apoyo: la familia y nuestro círculo social más íntimo nos ayudan a sanar, pero es una buena idea buscar apoyo profesional con un psicólogo, de hecho, la mayor causa de consulta en psicología es la ruptura amorosa.
Reconectar con uno mismo: desarrollar una mayor autoconciencia y encontrar actividades y pasiones que nos llenen de alegría y satisfacción.
Tomar distancia no es una muestra de inmadurez: evitar el contacto físico o digital con esa persona nos permite retomar nuestra vida y nuestros sentimientos.
Hacer planes a corto plazo: debemos empezar con pasos pequeños, retos sencillos que podamos ir manejando. Cocinar, un café con amigos, aprender una canción.
Recuerda que reconstruir la vida después de una ruptura amorosa es un proceso gradual y personal. Con el tiempo y con un enfoque en el autocuidado y el crecimiento personal, es posible encontrar un nuevo sentido de normalidad y, eventualmente, abrirnos a nuevas oportunidades y relaciones. Aunque esta pérdida puede cambiar nuestra vida, también puede ser una oportunidad para el crecimiento y la transformación personal.
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