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¿Deseas dar pecho a tu futuro bebé, pero te asusta que tu leche sea insuficiente o de baja calidad? No te desanimes. La mayoría de estas ideas negativas no tienen ningún fundamento médico. En este artículo te ayudamos a desterrar para siempre 7 de los mitos más extendidos sobre la lactancia materna.
Todos los bebés que llegan al mundo tienen derecho a recibir el alimento natural por excelencia para asegurar su sano crecimiento: la leche de su madre. Por su parte, las madres tienen derecho a amamantar libres de presiones sociales y comerciales, con el apoyo y la orientación necesarios para llevar una lactancia exitosa. Sin embargo, en cerca del 80 % de las futuras madres, sobre todo primerizas, hay un gran desconocimiento acerca de cómo dar pecho a su bebé y, a menudo, se dejan llevar por mitos sobre la lactancia materna que, a pesar de que están muy arraigados, son totalmente falsos.
Aquí te desvelamos 7 mitos sobre la lactancia materna que te ayudarán a conocer mejor tu cuerpo y a disfrutar más el momento de dar pecho a tu bebé.
Los principales cambios en tus pechos los verás durante el embarazo, no específicamente durante la lactancia. Además, el pecho de todas las mujeres va cambiando poco a poco en función de factores genéticos, la edad, la cantidad de grasa corporal o la actividad física.
Las prótesis de silicona no interrumpen ni interfieren con el proceso de la lactancia materna, pues el implante es colocado en el plano submuscular.
El cuerpo de la mujer está naturalmente preparado para la lactancia; no necesita ayudas extras. Basta con seguir una dieta variada y equilibrada de acuerdo con tu contextura y beber el líquido que tu cuerpo te pida, sin forzarte a comer o a beber de más.
La lactancia materna debe ser un proceso natural y espontáneo, regulado según la demanda del bebé. Él es el único que sabe cuándo tiene hambre y cuánto quiere comer. Además, la succión frecuente y el vaciado de la mama tienen grandes beneficios porque estimulan una producción abundante de leche.
Igual que los adultos no comemos solo para nutrir nuestro cuerpo, el objetivo de la lactancia no es solo alimentar al bebé. El contacto físico y el afecto que los niños reciben durante la lactancia materna son fundamentales para construir su confianza y autoestima y permiten crear un vínculo entre madre e hijo que durará toda la vida.
La leche no es igual a lo largo de una toma y cada momento aporta diferentes nutrientes. Al principio, tiene un aspecto más acuoso y al final es más rica en grasas. Lo ideal es vaciar bien un pecho antes de ofrecer el otro para mantener mejor la producción de leche. Algunos bebés, incluso, solo toman de un pecho en cada toma.
No tiene que haber dolor al lactar; es más, muchas mujeres describen la lactancia materna como un momento muy placentero. Cuando hay dolor, algo no va bien: es un signo de mal agarre, infección u otros problemas en la mama.
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