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La rodilla es la articulación más grande del cuerpo. Gracias a ella podemos caminar, correr, saltar, bailar, sentarnos y hasta ponernos de cuclillas. Irónicamente, también es una de las articulaciones más delicadas: un mal movimiento puede lesionar alguna de las tantas partes que la componen. Aprende cómo prevenir el dolor de rodilla siguiendo algunas recomendaciones.
«Hay que ahorrar salud para la vejez», como dirían las abuelas, ¡y qué cierto es! Muchas veces, enfermedades crónicas llaman a nuestra puerta solo por no haber tomado las precauciones necesarias en nuestros años mozos. Pensamos que nunca nos pasará nada, que el cuerpo siempre aguanta «un poco más», que con tomar medicamentos nos aliviaremos, etc., etc., pero, como reza el dicho, «prevenir es mejor que lamentar».
Según datos de la Asociación Colombiana de Reumatología, 1 de cada 4 personas en el país padece enfermedades reumáticas, tales como artritis, osteoartrosis o gota. Estas dolencias afectan el sistema osteomuscular, que está conformado por tendones, ligamentos, huesos, músculos y articulaciones, entre ellas, la rodilla. Esta parte del cuerpo que, en apariencia, es fuerte y resistente, realmente es muy vulnerable. Por eso, hacer pequeños cambios en el día a día para prevenir dolores de rodilla es vital.
Un dolor de rodilla se puede dar por muchas razones: desde hacer un mal movimiento hasta sufrir una lesión o padecer una enfermedad degenerativa. ¿Qué sucede? Los tejidos pierden resistencia y elasticidad, lo que desgasta el cartílago y crea fricción entre los huesos. La inflamación que produce el roce contribuye al desgaste de esta articulación.
Tener lesiones previas, sobrepeso o falta de fuerza muscular, así como ejercer trabajos o practicar deportes que hacen un uso excesivo de la rodilla son factores de riesgo que pueden acelerar la aparición del dolor.
A continuación, te brindamos algunos consejos que, sin importar tu edad, puedes aplicar desde ahora para mantener tus rodillas sanas.
Calcula tu Índice de Masa Corporal (IMC) dividiendo tu peso por tu estatura elevada al cuadrado (¡no te preocupes! En Internet existen muchas calculadoras de este tipo). Si tu IMC está entre 18,5 y 24,9, ¡felicidades! Tu peso es correcto en relación con tu estatura.
Consume más alimentos con vitamina C, D y E, tales como fruta fresca, huevos, pescado y frutos secos, que son fuente de antioxidantes. También incluye probióticos (yogur y otros fermentados lácticos) y prebióticos (alcachofa, brócoli, ajo, cebolla), pues ayudan a reducir la inflamación de la rodilla.
Si al descansar prefieres hacerte de lado, ¿qué esperas para comprar un cojín ortopédico y ponerlo entre las piernas? Te sentirás mejor desde el primer día.
Rara vez nos fijamos en el peso del calzado. Quizás te gustan esas botas estilo militar que te hacen ver más audaz o deliras por esos tacones con suela gruesa. Úsalos, pero con moderación, y evita caminar distancias largas con ellos. Cuando los zapatos pesan mucho, generan un peso adicional en la rodilla al momento de levantar y flexionar la pierna.
¿Pensaste que dejaríamos por fuera la actividad física? Busca en YouTube una rutina de 20 a 30 minutos que puedas hacer en casa. Con ejercitarte tres veces por semana notarás el cambio. Trabaja especialmente los cuádriceps y los isquiotibiales. Estos músculos dan soporte a la rodilla: son los que nos permiten caminar, correr, saltar, etc. Mantenerlos en forma proporciona flexibilidad y estabilidad. También puedes inscribirte a clases de yoga, pilates o natación. ¡El hecho es que te muevas!
Léase también: Cuidar las rodillas para evitar lesiones